Sendero de las Pilas del Señorito
Las Pilas del Señorito es, sin duda, uno de los enclaves más emblemáticos y destacados de cuantos adornan los espacios naturales de Villanueva del Rosario. Para llegar a él se propone un recorrido por veredas recónditas, en ocasiones perdidas, que atraviesan sinuosos lapiaces y preciosas vaguadas en plena Sierra de Camarolos. Así, además de las Pilas del Señorito, este sendero nos llevará a enclaves como La Madera, Tres Mojones, El Pelao, el Canuto Pisebre o la Cañada del Saho.
Lo más destacado…
El punto clave de la ruta es, sin duda, las Pilas del Señorito. Unas pilas de piedra que recogen el agua de un nacimiento situado a escasos metros. Estas pilas, que antaño aglutinaban en torno a ellas gran parte de la vida ganadera y agrícola de estas tierras, actualmente siguen teniendo una enorme importancia, pues son el hábitats donde se reproducen y desarrollan numerosos anfibios, entre ellos la salamandra. No obstante, también son dignos de mención Tres Mojones, donde podemos ver una interesante lagunilla y vistas a la vertiente sur de la sierra, y Los Jardines y el Canuto Pisebre, un auténtico vergel de vegetación en la ruta al aprovechar la humedad y mayor espesor del suelo de esta zona de dolinas y vaguadas.
Prestar especial precaución con…
Los tramos más dificultosos de la ruta se encuentran entre Tres Mojones y El Pelado, debido a que se atraviesa una zona de lapiaz donde es muy sencillo perder la vereda. No obstante, esta zona se encuentra señalizada con hitos de piedras amontonadas que nos pueden servir de gran ayuda. Así mismo, el descenso por el Canuto Pisebre presenta unas fuertes pendientes que deberemos afrontar con las debidas precauciones.
Descripción del Recorrido

Partiremos de las proximidades de la Fuente de la Zarza, cogiendo un camino que se bifurca a la derecha del camino principal de acceso a la Dehesa de Hondonero. En este punto nos encontraremos frente al Tajo de Hondonero, si bien es popularmente conocido, incluso en el mundo de la escalada, como Tajo de la Madera.
Desde aquí nos dirigiremos al paraje de la Madera, propiamente dicho, una preciosa depresión kársticas o dolina que cuenta con un nacimiento de agua y una pequeña charca a la que llegaremos ascendiendo por un camino de tierra que zigzaguea por una pronunciada ladera ocupada por un bosque de pinos carrascos de repoblación. Como punto final a la pradera, se encuentra el originariamente conocido como Tajo de La Madera, y en su base podemos observar una curiosa construcción adosada a la piedra que servía antaño de refugio para los pastores de la zona.
Lindando con el Tajo de la Madera, e iniciando un recóndito sendero marcado entre un promontorio de rocas calizas, ascenderemos por la cañada de Tres Mojones. Esta antigua vía de comunicación es de las sendas más populares del municipio de Villanueva del Rosario pues es la que lleva hasta el límite del término con otros dos municipios, Colmenar y Alfarnate, de ahí el curioso nombre. En esta ascensión también pasaremos por varias pequeñas dolinas, algunas de ellas, bautizadas con su nombre propio, como el Hoyo de las Zarzas.
Varios son los puntos de interés que nos llaman la atención a primera vista al llegar a Tres Mojones, el primero de ellos son las magníficas vistas que se nos abren de toda la vertiente sur de la Sierra de Camarolos, alcanzando a ver toda la Axarquía, los Montes de Málaga, etc. Además, justo en el puerto encontraremos una pequeña lagunilla, propicia para la cría de anfibios, y los restos de una antigua edificación de piedra situada en el límite del llano con las elevaciones pedregosas circundantes que, muy probablemente, era empleada por los pastores para cobiarse y para guardar el ganado.
Deste Tres Mojones cogeremos una vereda poco conocida que nos llevará hasta El Pelado, discurriendo por un complejo lapiaz que complicará la identificación de la traza correcta de la senda, si bien podremos ayudarnos de los hitos de piedras acumuladas existentes. Muchos gamones, lirios, endrinos y orquídeas silvestres en este tramo del recorrido.
Al llegar a El Pelado, como su nombre indica, desaparecerá cualquier resto de matorral que nos haya acompañado hasta aquí. Escasos terófitos de porte muy bajo son los que pueden sobrevivir a las condiciones ambientales de este paraje. No obstante, las vistas desde la parte más alta del mismo bien merecen la pena, tanto al norte como al sur, pudiéndolas disfrutar durante un tramo del recorrido al pasar por la cresta que sirve de divisoria de las aguas en esta sierra, siempre paralelos a un vallado ganadero. En la cara sur del Pelado, se encuentra el Desprendimiento de Riogordo, un enorme desprendimiento de piedras producidas desde la zona próxima a la cumbre en la que nos encontramos.
Desde El Pelado comenzaremos a preparar la bajada hasta las Pilas del Señorito dirigiéndonos hacia la zona conocida como Los Jardines, justo después de cruzar una valla caída. De nuevo vuelve a cambiar la vegetación que nos rodea ganando en abundancia y diversidad hasta llegar a las dolinas de Los Jardines, antesala del conocido como Navazo de las Palas situado más arriba en dirección a la cima del Chamizo. Aquí iniciaremos una bajada más pronunciada encajando nuestro caminar por el Canuto Pisebre, una preciosa vaguada que, debido a la umbría que en ella se acumula, permite el desarrollo de vegetación de mayor porte.
Poco a poco la vegetación arbórea nos irá envolviendo hasta llegar hasta el claro en el que se encuentran las Pilas del Señorito, con sus grande pilones de piedra y el agua cristalina que mana del pozo cercano, el cual podremos ver a pesar de estar convenientemente vallado. Uno de los enclaves más bellos de todo Hondonero desde donde, incluso, podremos ver peculiaridades geológicas como los espectaculares pliegues que forman los materiales calcáreos que afloran en la Sierra de Camarolos y que se muestran en uno de los tajos situados al oeste de este punto.
El descenso desde aquí hasta la Fuente de la Zarza se realiza por un sendero que se irá encajando en la conocida Cañada del Saho para terminar cubierto por el pinar de repoblación que protege las laderas más bajas de Hondonero.
