Sendero de la Tosquilla
Ante la grandeza y majestuosidad de las sierras que amparan Villanueva del Rosario, a menudo pasa desapercibidos para el visitante parajes y recorrido como éste. Sin embargo, el paraje de la Tosquilla, dentro del extenso bosque y matorral de El Brosque, es, tanto por historia como por riqueza natural y paisajística, un recorrido sorprendente. La mayor parte del mismo discurre por caminos de tierra que nos llevarán desde el diseminado de las Carboneras hasta la ribera del Guadalhorce en un agradable descenso con vistas sobre la Garganta del Guadalhorce y las sierras.
Lo más destacado…
El entorno natural y el paisaje que nos envolverá en todo el camino nos deparará notables sorpresas, ya que en sus continuos cambios pasaremos de los terrenos alomados con matorrales espesos del El Brosque, a la pronunciadas laderas de una incipiente Garganta del Guadalhorce, para terminar en una ribera cubierta por un potente bosque en galería amparada por las cumbres calizas del Alto de la Breña. Sin embargo, dentro de este vergel paisajístico, y como elemento central de la ruta, destaca la presencia de un hito histórico de gran importancia, las Termas de la Tosquilla. De origen romano, estos baños se conservan en las inmediaciones del cortijo derruido del mismo nombre, aprovechando el manantial de aguas sulfurosas que surge del acuífero yesífero situado bajo nuestros pies.
Prestar especial precaución con…
Tanto la salida como la llegada a las Carboneras Altas se realiza por el carril asfaltado que da acceso a este diseminado. Sin bien no se trata de una carretera en sí misma, deberemos extremar las precauciones y transitar siempre por la izquierda de la calzada con ropa clara y algún elemento reflectante.
Descripción del Recorrido

Iniciamos nuestro caminar en la aldea de las Carboneras, en pleno paraje de El Brosque y próxima a la ribera del río Guadalhorce. La ubicación de este singular conjunto de casa construidas en torno a una pequeña capilla rural, y su topónimo, carboneras, responden a esa labor perdida en el tiempo que hacía uso de la madera de las encinas, principalmente, y demás árboles que componen los bosques mediterráneos de la zona para hacer carbón. Este productos después servía para calentar los hogares en braseros y estufas. Aquí, que duda cabe, estaba más justificada su presencia dada la ingente cantidad de materia prima con la que contaban.
Tomaremos el carril asfaltado que conecta a este núcleo de población con el Área de Servicio del Rosario durante, aproximadamente, 1 kilómetro. Una vez cubierta esta distancia, seguiremos recto en el cruce con el carril principal de acceso a El Brosque, y, a 200 metros, abandonaremos definitivamente el asfalto para adentrarnos en un carril de tierra que, ascendiendo, nos adentrará en El Brosque. Este paraje de singular belleza, aúna la morfología moldeada suavemente en colinas y hoyos, producto de la karstificación de los yesos que la forman, y tapizada mediante un mosaico de cultivos y manchones de bosque mediterráneo que evidencian lo que antaño era un extenso y denso encinar. Tal serían sus dimensiones que su nombre actual destaca este hábitat, sin más apellidos ni sobrenombres, simple y llanamente El Bosque, o El Brosque atendiendo al vulgarismo del habla local que ha llegado a convertirse en su topónimo.
Desde el punto más alto de esta ruta las vistas sobre las sierras calizas, los cortados, los bosques de encinas y quejigos, la ribera del Guadalhorce, el arroyo de la Yedras, las lomas de matorrales, los pinares y las tierras de calma empleadas para cultivos de cereales, conjugan de forma magistral. Esta será nuestra más valiosa compañía durante todo el descenso hasta llegar a la ribera del Guadalhorce.
Como uno de los elementos de interés de esta ruta, a media ladera de esta bajada, está el nacimiento de la Tosquilla, también conocidos como Baños de la Tosquilla y cuya existencia data de época romana. Este es uno de los enclaves arqueológicos de mayor importancia del municipio de Villanueva del Rosario, donde se ubicaban unas antiguas termas romanas debido a las atribuciones medicinales de las aguas que en ellas manaban. Actualmente lo que quedan son sus ruinas restauradas en forma de alberca y el uso de sus aguas es netamente agrícola para el riego de los huertos aledaños.
Una vez concluido el descenso, volveremos a las Carboneras siguiendo la ribera del Guadalhorce, pasando por las inmediaciones del Cortijo Platero. Aquí se aglutinan varios elementos que convierten a este paraje en un punto de interés destacado. El propio río se deja ver entre los claros de su vegetación de ribera, el bosque en galería comienza a hacerse cada vez más denso y potente, el Alto de la Breña se conforma como un imponente dosel de fondo a esta composición y la presencia de el Cortijo Platero termina por añadir la componente antrópica de una antigua construcción rural de paredes encaladas y labores ganaderas que nos traen reminiscencias de tiempo pasados. Además, podremos disfrutar del frescor del río e, incluso, algún ejemplar de buitre leonado o de ciervo merodeando por las estribaciones más suaves de esta sierra.
Este camino, abandonará la ribera del río para confluir con el carril asfaltado que nos devolverá a las Carboneras. Justo en este cruce, situado ya en posición más elevada, podremos hacer uso de dos eras contiguas a modo de mirador sobre el bosque en galería, las canteras de la Breña y esta elevación montañosa.
